Una mujer de ojos cafés, pelo negro, piel
trigueña, con un lunar y camanance que resalta en su rostro, así es Iris Ivette
Campos, una periodista con más de 12 años de carrera profesional, sentada en un pupitre, vuelve a recordar una de sus facetas más importantes de su vida, al ser entrevistada por estudiantes universitarios.
¿Quién es Iris?
Una chica sencilla y soñadora, que desde
pequeña jugaba estar en un medio de comunicación. Una chica soñadora, romántica,
apasionada por el periodismo, gusta de la música porque expresa los mayores
sentimientos y una chica temerosa de
Dios.
¿Qué representa el
periodismo para ti?
No solo es una profesión, es mi pasión, mi
forma de comunicarme con los demás, mi inspiración, una oportunidad para dar a
conocer la realidad, la oportunidad de estar con los protagonistas de las
noticias, una oportunidad para estar donde nadie puede estar. En dos palabras: un
privilegio y un desafío.
¿Qué te imaginabas
cuando estabas pequeña?
Que algún día iba a estar en un medio de
comunicación.
¿Que era lo que más te
fascinaba de pequeña?
Me encantaba leer los titulares de los
periódicos y leer algunas noticias, sobre todo las de carácter nacional.
¿Cómo llegas a
ingresar a un medio?
Antes de ingresar a la Universidad de El
Salvador en el año 2000, me trace como meta que al iniciar mi primer ciclo en
la universidad iba a estar en una radio y así fue.
En el primer ciclo de universidad unas personas
que estaban a cargo de la radio que funcionaba al interior del alma Mater,
llegaron al aula a invitar a los estudiantes de periodismo, a que pudiesen
aprender en la radio. Ellos terminaron su invitación y se fueron. Al terminar
la clase, esa misma tarde, yo fui a hablar con ellos para que me permitieran
practicar. Gracias a Dios que me dijeron que sí, que iba a comenzar en prensa.
Al siguiente día, dí mis primeros pasos como
reportera, sin saber absolutamente nada de este trabajo, ni mucho menos como se
redactaba una nota.
Yo salía de clases a las 12:30 del mediodía,
inmediatamente iba a reportear a las diferentes facultades de la universidad
(economía, letras, relaciones internacionales, etc).
No se me escapaba ni un cartel informativo y es
de allí de donde comenzaba a redactar mis notas para luego irme a la radio a
redactar la nota y locutarla.
Luego comencé a entrevistar a funcionarios de
la universidad a cerca de un determinado tema que le interesara a los
estudiantes.
¿Qué aprendiste de
todo ello?
Aprendí y reafirme el talento que Dios me había
dado porque sin saber absolutamente nada de cómo escribir una nota, me
atreví a redactar y gracias a Dios
estaban dentro de lo permitido. Gracias a Dios que nunca me llamaron la
atención, ni mucho menos en la redacción para radio.
¿Qué es lo más
atrevido que hiciste?
Fue precisamente eso, atreverme a ir a una
radio y comenzar a redactar sin un previo conocimiento. Mis inicios fueron
empíricos, aunque estaba en el primer ciclo en la universidad, ya que no había
cursado la materia de redacción ni radio.
También recuerdo con mucho entusiasmo el día en
que me dejaron a cargo de la franja informativa, me tocaba más pesado porque
iba a reportear, seleccionaba y dividía en secciones las notas más importantes
y luego presentaba las noticias.
Hacía mil cosas a la vez, que incluso prefería
trabajar en lo que me apasionaba, y no almorzar.
¿Por donde más pasó
Iris?
Bueno, al cerrarse la radio de la universidad, fue
la peor noticia que pude recibir, fue como que si me hubiese quitado una parte
de mí, incluso llore mucho ese día. Lo primero que pensé fue ¿y ahora que voy
hacer?
Yo no recibía ni un pago, porque es de recordar
que había ido para aprender. La radio funcionaba con estudiantes, apasionados
por esa parte del periodismo.
Al siguiente día que llegué a la universidad dije
que iba buscar otra radio para ir a aprender.
Y así fue, le dije a una de mis mejores amigas
que me acompañara y fuimos a una radio, donde gracias a Dios nos abrieron las
puertas e iniciamos inmediatamente a estar acompañando a un locutor en su turno.
Ese día, fue tan especial, y mis primeros
pensamientos fueron, jamás pensé que podría estar en una radio.
Me fui a casa y comencé a dibujar la consola de
la radio tal cual me la grabe en mi mente. Y así fue como fue aprendiéndome
para que servia cada botón, cada canal.
¿Cuánto tiempo estuviste
en la radio?
Fueron 6 meses en que estuve en esa radio.
Nunca olvidaré el día en que me dejaron sola al mando de la cabina, fue para
Semana Santa del año 2000.
Las primeras canciones que programe fue un “Velero
llamado Libertad” de José Luis Perales, “Cuando fue la última vez”, de Ricardo
Arjona.
La mayor satisfacción que se siente es cuando
recibí una llamada de un oyente diciéndome que le gustaba la programación. Me
dio tanta alegría porque eso me indicaba que había alguien escuchándome.
Cada mañana que salía de casa iba súper
contenta a la radio porque estaba en lo que me apasionaba.
¿Qué paso después de
eso, es decir, que otras aspiraciones
tenías?
Bueno, la radio me apasionaba, pero decidí
emprender otros desafíos.
El escribir no era una de mi mayor vocación, pero decidí ir a Diario Co
Latino, para buscar una oportunidad para aprender.
El escribir casi no me gustaba, pero pensé que
tenía que aprender otras ramas del periodismo, porque un profesional de esta área
debe saber de todo.
Recuerdo el día en que llegué junto a mi mejor
amiga Yanira, al Diario y pedimos hablar con el jefe de prensa.
Me temblaba todo, no sabía que decir, y que le diría cuando me preguntará quien te
recomienda.
¿Y que fue lo que
dijístes?
Cuando hable con el jefe le dije que éramos
estudiantes de primer año de periodismo de la UES, cursando el primer ciclo,
del año 2000, y que habíamos llegado
para que se nos dada una oportunidad de
aprender.
¿Qué más
pasó?
Cuando el jefe nos preguntó quien nos
recomendaba, en mi mente pasaron un millón de pensamientos por esos segundos.
Yo le respondí de que nadie nos recomendaba que simplemente habíamos llegado
para tener una oportunidad para aprender.
En ese momento pensé que ya no nos darían la
oportunidad y adiós al deseo de aprender.
Sin embargo, para sorpresa de nosotras, el jefe
nos dijo que eso le gustaba que nadie nos había recomendado y que nos daría el
permiso para aprender.
La respuesta fue el mismo día.
Fue una inmensa alegría la que sentí, y
nuevamente dije, jamás me imaginaría que podría estar en un periódico.
¿Cuánto tiempo
pasastes aprendiendo?
Pase un mes aprendiendo. Todos los días en
horas de la tarde, llegaba con mi amiga al
periódico, donde el jefe nos daba los boletines que enviaban las instituciones
a la sala de prensa, y nosotras teníamos que redactar una entrada nueva. Pero
el jefe nos decía que debíamos que redactar con creatividad y que llamará la
atención.
¿Recuerdas
tu primera cobertura?
Sí, la recuerdo. Mi primera cobertura fue a
Salvanatura, donde se hizo una
conferencia para hablar sobre los procedimientos del café, por cierto me costo
mucho entender porque era un lenguaje muy técnico, que debía entenderlo para poder redactarlo.
Mi segunda cobertura fue en la Universidad
Salvadoreña “Alberto Masferrer” (USAM), donde acompañé al coordinador de
prensa, Santiago Leiva, a una conferencia sobre el Antrax, luego de los ataques
a las torres gemelas.
Entreviste a cada uno de los expositores, antes
del evento y luego escuche sus comentarios.
Al siguiente día redacte la nota y la mayor
satisfacción fue cuando salió publicada.
¿Qué anécdotas
recuerdas dentro de tu profesión?
Son tantas, que al recordarlas me da mucha
nostalgia porque al ver hacia atrás no puedo creer que han sido tantas
experiencias que me han ayudado en el camino del aprendizaje.
Las experiencias han sido desde ir a una
cobertura a Cabañas sin conocer el lugar de la actividad y no dormir
absolutamente nada, hasta romperme un pantalón al cruzarme un muro de maya
ciclón y estar a punto que me dejaran olvidada en una isla.
También recuerdo un reportaje que hice a un
lugar llamado “Ciudad Escondida”, donde vivía un pequeño empresario que tenía
un balneario y que aspiraba a ser alcalde, quien era muy querido por los
pobladores.
La ciudad
necesitaba el mejoramiento de calle por lo que destaque ese problema en
mi reportaje.
Luego de varios meses, llegue nuevamente al
mismo lugar y lucía completamente diferente: la calle estaba mejorada.
Fue una satisfacción cuando los habitantes se
acercaron a mí y me dieron las gracias por haber ayudado en el mejoramiento de
la calle.
No fue algo que hice directamente yo, sino que
cumplí la responsabilidad de destacar un problema que había en el lugar y eso
fue lo que hice.
¿Si
tuvieras que elegir nuevamente una carrera, cuál eligieras?
Ser periodista. Cuando tienes pasión por algo
no hay nada que pueda robar tus sueños, porque estás enamorada de una
profesión.
Vives muchas experiencias. Estás antes, durante
y después de la noticia.
Estás junto a personajes y personalidades que
generan la noticia y eso te hace estar en una profesión privilegiada porque
puedes dirigirte a ellos y entrevistarlos.
¿Qué
otros sueños tiene Ivette?
Me encantaría estar en una cabina de radio y tener
mi propio programa juvenil, hablando sobre diferentes temas juveniles y tener
un contacto con la audiencia.
Sueño con estudiar teología y tener un ministerio relacionado con los
jóvenes.
Yo creo que es muy importante que se tome en
cuenta a este sector de la población, quienes necesitan escuchar algo diferente y a un referente que impacte sus
vidas y eso solo es Dios.
¿Qué piensas de temas
como el noviazgo?
Es una de las mejores etapas del ser humano,
porque tienes la oportunidad de conocer y compartir con la persona amada. Un tiempo donde te das
cuenta lo maravilloso que es Dios al poner en tu camino a una persona que no
solo ha robado tu corazón sino también con quien puedes buscar tus sueños
porque juntos aprenden a luchar por lo que quieren.
¿Quién o
que determina tus sueños?
Fíjate que antes de ingresar a la universidad, dispuse a Dios en el trayecto de mi vida
profesional. Le ore a Dios y le dije que si él quería que estudiara periodismo
que quedará en el primer lugar de la lista de los estudiantes aceptados en la
Universidad Nacional, y así sucedió.
Luego, quería cambiar de trabajo y durante todas
las madrugadas oraba a Dios por esa petición, que incluso la escribí, y así
sucedió.
Toda mi vida ha estado basada en tener a Dios
en el primer lugar y así quiero que continúe… porque no puedo desligarme de él
porque estoy enamorada, él es mi inspiración y la fuente de mi conocimiento.
¿Qué
temas son los que más te gusta escribir?
Temas juveniles como: el noviazgo, la amistad, religión,
político, social, entre otros.
¿Cómo te percibieron
cuando reporteabas?
Al principio algunos funcionarios no me creían
que era periodista porque me decían que estaba bien joven, pero al ver mi
confianza al preguntar y el tipo de cuestionamientos que les hacía lograba presencia
ante ellos.
¿Cómo quieres que te
recuerden?
Como una persona luchadora, responsable y
apasionada de su trabajo.
Pero lo más importante como una buena amiga.
¿Si
tuvieras a Dios frente a ti, cuál fuese tu primera pregunta?
¿En algún momento te arrepentiste de haber formado al hombre?
¿Qué es lo que más lastima a Dios del hombre?
¿Qué viste en el hombre para dar tu vida?
¿Por qué no creaste el cielo solo para ti sino que invitaste al hombre para estar contigo?
¿Cómo
terminarías la entrevista con él?
Miraría hacia sus ojos y le preguntaría, si volvieras a la tierra, ¿qué país elegirías y
a quiénes escogerías como tus apóstoles?
¿Tu cuerpo aún siente las huellas de la cruz?