Buenos
días, compermiso, disculpe, perdón, me permite la palabra, por favor, muchas gracias, eran expresiones
populares utilizadas en las agitadas
tareas del día de las personas. A medida que han pasado los años, estas frases
poco a poco desaparecen del vocabulario cotidiano.
Y es que para muchos recordar aquellos tiempos
donde el saludo era parte indispensable hacia una persona, la amabilidad y los
buenos deseos también era un buen combustible para iniciar las labores del día y
donde una sonrisa jamás podía faltar.
Si
observamos en nuestro entorno, es tan difícil expresar buenos sentimientos
hacia los demás. Los saludos desaparecen y aunque se convive o relaciona con
cientos de personas, casi todas pasan por desapercibidas.
¿Qué
es lo que está pasando entonces con esta generación?
Si
recordamos, en décadas pasadas la familia era el lugar donde se cultivaban las
buenas relaciones, donde se le ensañaba al niño a respetar a sus mayores, a
saludar, a no interrumpir a los adultos, etc. Hoy en día el hogar es donde menos
se aprenden las buenas conductas y se fomentan los valores.
Los
niños aprenden a comprarles el cigarro o
el alcohol al padre y a la madre. También están expuestos a un ambiente de
insultos, gritos, y malas expresiones, etc.
Y
todavía los medios de comunicación en vez de fomentar valores y las buenas
relaciones, transmiten una cantidad de mensajes nocivos a la salud mental de
nuestros niños, jóvenes y adolescentes.
Franjas
musicales en la televisión destinada a la juventud son espacios dañinos porque
envían mensajes de libertinaje, malas conductas, vicios, entre otras.
Lo
preocupante es ¿dónde está la Dirección de Espectáculos Públicos Radio y
Televisión?, para regular ciertos programas que no contribuyen a fomentar los
valores morales y las buenas conductas.
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