viernes, 15 de junio de 2012

¿Que influencia tienen tus palabras?


A diario expresamos una serie de palabras que de alguna u otra manera ejercen influencia en los demás.

La gran mayoría de palabras que expresamos reflejan parte de nuestro contexto histórico, cultural y religioso, que nos envuelve en nuestro diario vivir, pensamiento y conducta.

Por eso es importante tener conciencia del tipo de palabras que expresamos constantemente a quienes nos rodean.

No servís para nada, sos un inútil, no tienes talento, nunca vas a llegar a ser grande, son frases que se expresan a diario.

Quien imaginaría que Albert Einstein, físico matemático, a sus 15 años,  también sería objeto de escuchar palabras negativas. Su profesor le dijo que: “nunca conseguiría nada en la vida”, “tu sola presencia aquí mina el respeto que me debe la clase”.

Si nos ponemos a pensar el impacto que ocasionaría en ese momento, escuchar este tipo de palabras tan negativas  a este adolescente, quien no se desanimó y decidió alcanzar su sueño.

Estamos rodeados de palabras  positivas y negativas que constantemente recibe y escucha el ser humano. Es importante cómo enfrenta dichos mensajes, sobre todo los negativos para ser utilizarlos como un combustil para alcanzar los sueños. Por eso es importante poner atención a ¿qué palabras estamos escuchando?

Dios es uno de los grandes personajes que hasta hoy en día continúa teniendo influencia a través de sus palabras que cambian positivamente la vida del hombre.

Palabras como “Venid a mí todos los que estéis cansados y cargados que yo os haré descansar”, “Mirad las aves del cielo, que no siembran ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro padre celestial las alimenta ¿no valéis vosotros mucho más que ellas?”, son mensajes que penetran en la vida del ser humano, y se convierten en una promesa de Dios, en qué él siempre estará contigo.   

Por eso Dios plasma su palabra en la Biblia como un manual para el ser humano, quien puede acudir  a él en todo momento, sin importar quien seas, lo que importa es que abras tu corazón porque él siempre está tocando a tu puerta diciendo: “déjame entrar”,  y en espera de tu respuesta, evidenciando el poder de la palabra.





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